En los años que llevo acompañando familias conforme los hijos crecen es muy común escuchar 'y ahora qué...' 'cómo sigo o cómo hago de cara a la pre o adolescencia'. De alguna manera invade la incertidumbre y una sensación de desconocimiento de ese hijo o hija que creció como si ahora todo fuese completamente nuevo y diferente a los primeros años; y aunque hay factores o componentes que sí cambian, es real esa sensación de desconocer a los hijos o no saber cómo acompañarlos.
Por eso hoy te quiero contar lo que sí se mantiene igual para darte calma y que puedas ORDENAR las herramientas o lineamientos que te van a ayudar toda tu crianza sin importar la edad de tus hijos.
Y se trata de los tres pilares esenciales para una crianza segura y saludable: límites, rutinas y emociones.
Los límites y las rutinas necesitan ser creados y sostenidos mientras que las emociones requieren ser sentidas, reconocidas y gestionar el comportamiento que cada una de ellas nos promueve.
Comencemos por los límites para entender qué es lo que cambia y lo qué no y qué podemos hacer para aliviar el miedo y la incertidumbre que el crecimiento de nuestros hijos y los desafíos externos nos traen.
Los límites son parte de la vida, no solo de la crianza y son necesarios toda la vida, no sólo para los niños. Siempre digo que hasta hay limites en la naturaleza: la distancia entre el sol y la tierra es un límite más cerca o más lejos la vida no sería posible o no de la forma que hoy vivimos; la cantidad de agua que puede absorber la tierra es un límite y cuando se trasgrede la consecuencia es una inundación. Hay límites al gestarse un nuevo embrión y así podriamos continuar. También hay límites creados por el hombre como el semáforo por citar uno bien universal. Son límites bastante claros, aceptados y reconocidos por la gran mayoría de seres humano en el mundo.
Sin embargo, cuando se trata de límites que cuiden y sostengan el vínculo entre seres humanos no son tan claros, ni tan aceptados y menos aún reconocidos. Ninguno de los límites mencionados antes cambian de acuerdo a la edad o condiciones de las personas. Cuando un límite es construido para cuidar y sostener la vida conforme CONSECUENCIAS NATURALES, entonces la edad de las personas no importa, es por eso que siempre digo que un LÍMITE BIEN CONSTRUIDO es para toda la familia, no solo para los niños o jóvenes. Por ejemplo: en el sillón nos recostamos sin zapatos, todos debemos cumplir ese límite y no está bien que los adultos dejemos los pies afuera con los zapatos puestos.
O entrar a un lugar diciendo: 'se dice hola, saluda' pero vos adulto, adulta no lo dices. Solemos enfocarnos tanto en lo que queremos que hagan, que se nos olvida por completo qué ejemplo estaos dando. Nuestros hijos hacen lo mismo que tu y yo hacemos, y muy pocas veces lo que decimos que hay que hacer.
En pocas palabras, enseñamos con el ejemplo, no con la palabra. Tu hija te observa todo el día y en función de eso se comporta, no importa cuántas lecciones le dictes.
Conforme crecemos los límites, si han sido los adecuados, se mantienen en la vida de una familia y lo que se va flexibilizando son las formas. Por ejemplo: si tu hijo podia ver tv 1 hora al día conforme crece podrá seguir haciendolo y lo que se va a flexibilizar es que algunos días pueda ver un capitulo más o una película más extensa. Podrá empezar a elegir nuevo contenido en función de charlas que puedan tener sobre lo que es saludable mirar y aporta a su conocimiento y lo que no, y podrás ir confiando en que apaga la pantalla conforme lo acordado o podrás ir revisando menos el tipo de contenido que elige porque conversan a menudo sobre ello y sobre ciertos desafíos del mundo exterior.
Sé que hoy se escucha y experimenta mucho sobre bullying y sus consecuencias, drogadicción, maltratos, consumo desregulado de pantallas, redes sociales y más. No quiero negarlo, ni hacer un reduccionismo, pero si has transmitido valores como el respeto, formas de cuidado y de salud y compartes tiempo de calidad con tus hijos e hijas habrá al menos algunas instancias en las que podrás darte cuenta si está padeciendo o provocando algunos escenarios peligrosos para su propia vida o la de alguien más.
Ahora bien, si has establecido una crianza con presencia, con escucha y diálogo, entonces has creado confianza para que tus hijos te cuenten sus desafíos y temores, y puedas seguir estableciendo límites porque él y ella entienden que los estás cuidando y no prohibiendo mientras vas flexibilizando algunas pautas o formas. Si puedes reconocer que los primeros años has brindado presencia física, pero más aún emocional y psicologica, y tus hijos dialogan contigo, entonces, vas por buen camino de cara a la adolescencia.
Veamos otro ejemplo: tu hijo cerca de los 12, o 14 años tal vez quiera comenzar a movilizarse de manera independiente ya sea a pie, en bicicleta o transporte público y si vives en una ciudad mediana o pequeña es importante que puedas confiar en él o en ella, recordarle ciertas medidas de seguridad (no hables con desconocidos, no te subas a ningún auto, si te perdes entra a algun negocio a pedir ayuda o busca un bombero o policia, etc.). Ojalá esos primeros trayectos puedan ser con amigos o compañeras del colegio o deporte. Y de pronto la primera vez que se traslade solo o sola pueda ser en fines de semana u horarios de poco tránsito para una primera experiencia más calma.
Recuerdo cuando salieron los primeros celulares yo tenía 14 años y mis padres me dijeron ¡ok, a los 15 te podrás comprar uno!. Una vez que tuve celular cada vez que tenía una salida nocturna mi madre me pedia que le avise cuando ya había ingresado a ese cumpleaños, a ese boliche bailable o cuando había llegado a casa de mi amiga en un remis. Pude tener celular y a la vez que mi madre supo usarlo a su favor y a favor de mi cuidado perfectamente. El límite será a dónde puede ir tu hijo, con quién, hasta qué horario, y en qué se va a trasladar. Claro que, de no cumplirlo la CONSECUENCIA NATURAL es que se pierde confianza, si se pierde confianza ya no podrás dejarlo ir porque quien cuida que no le pase nada malo o esté en peligro, eres tú, son los padres.
En conclusión, cada límite tiene su consecuencia natural, no necesita que inventemos un castigo. Cuidar y guiar a nuestros hijos nos requiere límites, y conforme crecen grados de autonomía para que se desarrollen como personas capaces y seguras de sí mismas; y esos grados de autonomía son los que vamos brindando flexibilizando ciertas formas dentro de los límites construidos.
Te invito a que puedas escribir los límites que requieras revisar y fijarte cuál es la CONSECUENCIA NATURAL cuando no se cumplen y cómo puedes ir flexibilizando ciertas pautas o formas para darle más autonomía conforme crece.
Si te gustaría recibir ayuda te puedo acompañar con sesiones 1:1 de orientación en crianza o bien, puedes ingresar al consultorio de crianza que es online y grupal para recibir mi guía y la experiencia de otras mamás y familias atravesando tus mismos desafíos; es un espacio que está dando un acompañamiento y resultados preciosos.
Me escribes aquí y estaré feliz de recibirte y ser tu guía en la crianza.
Gracias por leerme, hasta un nuevo artículo!
Paula.
Autoria de Paula A. Fernández
Mamá - Asesora de Crianza y Educación - Guía Montessori